Búsqueda avanzada

			
Con todas las palabras
Con la frase exacta
Con alguna de las palabras   
calendar calendar

Warning: Creating default object from empty value in /opt/info/www/servicios/comunicacion/components/com_k2/models/item.php on line 276
Martes, 29 de Junio de 2004 01:00

La C�rdoba de Felipe II, nuevo libro del Servicio de Publicaciones de la UCO

G.C. - C.M.
Califica este artículo
(0 votos)
Para comprender la organizaci�n pol�tica de la sociedad en tiempos de la Monarqu�a Hisp�nica de Felipe II es preciso tener en cuenta necesariamente el nivel de poder local como n�cleo financiero-fiscal b�sico de esa organizaci�n pol�tica. Y para ello se necesita por un lado analizar la denominada hacienda de propios, cuya gesti�n financiera se orient� seg�n los intereses de las oligarqu�as locales y, por otro, la hacienda de la monarqu�a que, seg�n las necesidades tanto exteriores como interiores ejerc�a un control continuo y f�rreo sobre la din�mica de las haciendas municipales.
A estudiar esta dial�ctica en C�rdoba durante el citado periodo contribuye la obra "La C�rdoba de Felipe II Gesti�n financiera de un patrimonio municipal e intervenci�n pol�tica de una monarqu�a supranacional" del que es autora Maria Isabel Garc�a Cano y que ha editado, en dos vol�menes, el Servicio de Publicaciones de la Universidad de C�rdoba en colaboraci�n con el Ministerio de Ciencia y Tecnolog�a y Cajasur.

Esta estrecha interrelaci�n entre el poder local ( hacienda de propios) y el poder central ( hacienda real) se pone de manifiesto en tres aspectos, distintos pero complementarios a la vez, el institucional (concejo/consejos), el tem�tico (hacienda de propios/hacienda real) y el sociol�gico ( intereses de los veinticuatro/necesidades del rey).
A nivel institucional hubo una estrecha relaci�n entre el Concejo de C�rdoba y los Consejos Real y de Hacienda al tener estos que dar licencia para casi todos los movimientos - y en especial los gastos - que el concejo realizaba. Por otra parte las haciendas municipales en general, y las de propios en particular, al estar gestionadas por la oligarqu�a local, se destinaban a beneficiar los intereses particulares de los regidores, vi�ndose afectadas por la intervenci�n de la hacienda real que buscaba cubrir las necesidades del rey. As� en C�rdoba a unos ingresos con cierta estabilidad en la segunda mitad en el siglo XVI se enfrentaron unos gastos cada vez mayores. Por �ltimo en el �mbito sociol�gico dado que el poder local estaba representado por los caballeros veinticuatro, pertenecientes todos ellos a familias de rancio abolengo, estos intentaban dirigir los acuerdos municipales en beneficio de sus intereses. De aqu� que sus rivales utilizasen muchas veces el deber de cumplir las provisiones reales no tanto por convicci�n sino como una forma de combatirlos y defender los suyos propios.

El concejo de C�rdoba contaba en la segunda mitad del XVI con una importante hacienda de propios en cuya base estaba un patrimonio municipal amplio y rentable, una serie de derechos y las contribuciones de las villas de la jurisdicci�n. Y a trav�s del arrendamiento anual de sus propios consegu�a unos ingresos importantes y regulares que le permit�an hacer frente a las necesidades municipales y atender en parte las exigencias reales. Las fincas r�sticas supusieron en todo momento casi un 50% de esos ingresos. En cuanto a los gastos la ciudad tenia una serie de desembolsos fijos ( retribuciones, pleitos, obras, fiestas etc) y no fijos. Estos �ltimos eran los que descompensaban la balanza de ingresos/gastos al no tener como destino la comunidad cordobesa, sino la hacienda real. La reacci�n de la ciudad frente a esta presi�n fiscal fue siempre negativa, pero casi siempre las relaciones del poder central con el municipal se suavizaban a trav�s de la f�rmula " servicios por privilegios". Es decir el rey aceptaba las mercedes que la ciudad le ped�a a cambio de sus servicios, aunque cuando se daba de nuevo una situaci�n cr�tica olvidaba todas ellas y retomaba las medidas fiscales que le interesaban.

El cabildo cordob�s trat� de solucionar el problema de su endeudamiento a trav�s de diversas medidas, siempre lentas al depender de la autorizaci�n real, pero ninguna eficaz. Sobre todo porque la m�s usada, la contrataci�n masiva de censosocal que era la principal prestamista. La situaci�n final fue una administraci�n judicializada en los �ltimos a�os del reinado de Felipe II.
El libro analiza todas estas cuestiones junto a otras, como los distintos tipos de funcionarios que interven�an en el control y administraci�n de estos bienes y operaciones e incorpora una amplia bibliograf�a y varios �ndices para el mejor manejo de sus contenidos.