Jueves, 20 Febrero 2025 09:02

Viajes de cine: ¿sueño o pesadilla para los destinos turísticos?

Escrito por The Conversation
El puente romano de Córdoba apareció en Juego de Tronos. Imagen de archivo (pexels) El puente romano de Córdoba apareció en Juego de Tronos. Imagen de archivo (pexels)

Cada vez es más común que los espectadores, fascinados por una película o serie, decidan viajar a los lugares donde se rodaron sus escenas favoritas. Este fenómeno, conocido como turismo cinematográfico, ha experimentado un crecimiento significativo en las últimas décadas. Se estima que en 2018 más de 80 millones de turistas viajaron con esta motivación, consolidando este tipo de turismo como una industria en expansión.

Pero más allá del impacto económico, la industria audiovisual transforma la imagen de los destinos y modifica la forma en que son consumidos. En algunos casos, la llegada masiva de visitantes ha impulsado la economía y revitalizado ciertas zonas. En otros, ha generado problemas de masificación, gentrificación y alteración de la identidad local, que puede resentirse de un consumo superficial, basado en la instantaneidad, la curiosidad por la escena sin contexto y el desinterés por la historia o la cultura local.

Son factores contrapuestos de un debate clave para muchas ciudades, que buscan equilibrar los beneficios del turismo con la sostenibilidad.

Turistas leales repartidos en el tiempo
A pesar de que en muchas ocasiones el fenómeno turístico, eje tractor principal para la economía de España, puede desembocar en situaciones desfavorables, el turismo cinematográfico, si se gestiona bien, actúa como reclamo y elemento desestacionalizador.

Los espectadores prestan atención a los lugares mostrados en pantalla, lo que despierta su interés en conocerlos. Además, buscan comparar la imagen construida a través de la serie o la película con la realidad y vivir experiencias auténticas. Esto refuerza el impacto del cine y la televisión en las decisiones de viaje y su potencial como herramienta de marketing territorial.

Otro aspecto positivo del turismo cinematográfico es que contribuye a redistribuir los flujos turísticos a lo largo del año. El resultado de esta mayor actividad en los momentos de menor demanda turística tiene varias consecuencias deseables. Por un lado se dinamizan los espacios al tiempo que se mantiene el interés por el lugar, lográndose un reclamo sostenido, con un mayor crecimiento económico y un menor impacto social, cultural y ambiental.

El turismo de matriz cinematográfica también implica un grado mayor de lealtad al destino. Esto permite que el turista establezca un vínculo, asociado al deseo de volver a visitar el lugar. A menudo, los propios viajeros se encargan de difundirlo a través de redes sociales o se vuelven prescriptores que lo recomiendan.

La autenticidad juega un papel decisivo en este sentido, pues transmite esa posibilidad de hacer sentir al turista emociones y cautivarlo. La conexión emocional es clave para generar esa motivación por el lugar y esa lealtad.

Estas conclusiones se derivan de los estudios que viene llevando a cabo el equipo multidisciplinar del Centro de Análisis y Prospectiva del Turismo (CAPT) de la Universidad de Córdoba. Una investigación que ha tenido el cuenta el perfil sociodemográfico del turista cinematográfico y sus principales intereses y motivaciones.

Dubrovnik antes y después de ‘Juego de Tronos’
El cine y la televisión tienen el poder de cambiar la percepción de un destino y de convertir espacios cotidianos en lugares icónicos. Dubrovnik, por ejemplo, experimentó un aumento exponencial del turismo tras convertirse en Desembarco del Rey, la capital de los siete reinos en Juego de Tronos.

Lo que antes era un destino de nicho en Croacia pasó a recibir un 40 % más de turistas en pocos años, generando tanto oportunidades económicas como desafíos logísticos para la ciudad.

En España, lugares como Córdoba, Sevilla, Barcelona, Almería y el País Vasco han sido escenarios de grandes producciones. La Plaza de España de Sevilla apareció en Star Wars: El Ataque de los Clones, el desierto de Tabernas en Almería ha sido utilizado en múltiples películas del género western, y San Juan de Gaztelugatxe (Vizcaya) se convirtió en el castillo de Rocadragón en Juego de Tronos. Estos rodajes han contribuido a reforzar la imagen internacional de España como destino turístico y han generado ingresos millonarios.

Pero la masificación turística también puede generar conflictos con los residentes y alterar la esencia del destino. Barcelona, que ha servido de escenario para películas como Vicky Cristina Barcelona y El Perfume, afronta problemas de gentrificación y aumento de precios en viviendas y comercios, lo que ha llevado a protestas contra el turismo descontrolado.

La Spain Film Commission y su papel en la industria
Desde 2001, la Spain Film Commission ha trabajado para consolidar al país como un destino de referencia para rodajes internacionales. Su labor ha sido clave para atraer grandes producciones y fomentar la industria audiovisual en diversas regiones. La estrategia no solo ha permitido diversificar la oferta turística, sino que también ha generado empleo y ha impulsado la economía local.

Sin embargo, la presencia de rodajes y su posterior explotación como destino plantean desafíos: ¿cómo se puede gestionar el impacto de estos flujos turísticos? En muchas ciudades, el turismo cinematográfico se ha convertido en una espada de doble filo. Si bien genera oportunidades económicas, también puede fomentar un modelo de consumo de los destinos basado en la instantaneidad, donde los visitantes buscan reproducir escenas sin un interés genuino en la historia o la cultura local.

¿Quién es el turista cinematográfico?
Para comprender mejor el impacto del turismo cinematográfico, el Grupo de Investigación “Economía del Turismo” de la Universidad de Córdoba ha analizado el perfil de estos viajeros. Los estudios indican que la mayoría son jóvenes de entre 18 y 35 años, con un alto nivel educativo y una renta media-alta. Sus motivaciones principales incluyen el entretenimiento, la evasión de la rutina y el interés cultural.

Este perfil sugiere que el turismo cinematográfico tiene el potencial de atraer un turismo de mayor valor añadido. Sin embargo, también plantea retos: ¿cómo garantizar que estos visitantes se involucren con la cultura local más allá de los escenarios de sus películas favoritas?

El impacto en la identidad y la transformación urbana
Uno de los efectos menos estudiados del turismo cinematográfico es su impacto en la identidad cultural y en la estructura urbana de los destinos.

Cuando un lugar se asocia fuertemente con una producción audiovisual, puede generar un cambio en la percepción del espacio, tanto para visitantes como para residentes.

Un ejemplo claro es Notting Hill, en Londres. Tras la famosa película del mismo nombre, este distrito experimentó un cambio en su demografía y un aumento en el costo de la vivienda, desplazando a parte de su comunidad original. Este fenómeno de gentrificación inducida por el cine ha sido objeto de debate en muchas ciudades que han servido de escenario para producciones de gran éxito.

Asimismo, algunos destinos han optado por adaptar su urbanismo para responder a la demanda turística cinematográfica. En Nueva Zelanda, el set de El Señor de los Anillos se ha convertido en una atracción permanente, con infraestructuras diseñadas para recibir visitantes de forma controlada. Este tipo de iniciativas permiten capitalizar el fenómeno sin comprometer la habitabilidad del destino.

¿Hacia dónde va el turismo cinematográfico?
El gran desafío actual es transformar el turismo cinematográfico en un modelo sostenible. Algunas estrategias exitosas incluyen:

  • Gestión de flujos turísticos: Dubrovnik ha impuesto restricciones a la cantidad de visitantes diarios, mientras que Ámsterdam ha lanzado campañas para redirigir visitantes a zonas menos saturadas.
  • Regulación de rodajes y promoción turística: Algunas ciudades han comenzado a exigir que las productoras contribuyan económicamente a la conservación del entorno utilizado para filmaciones.
  • Involucramiento de la comunidad local: Fomentar iniciativas que permitan que los residentes también se beneficien del turismo cinematográfico, evitando la expulsión de negocios locales.

El cine y la televisión seguirán inspirando viajes, pero la clave está en gestionar sus efectos para que los beneficios no vayan en detrimento de la identidad y el bienestar de los destinos. Si se implementan estrategias adecuadas, el turismo cinematográfico puede ser una herramienta poderosa para el desarrollo cultural y económico sin comprometer la sostenibilidad de los lugares que lo hacen posible.

*Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation, por Minerva Aguilar Rivero, Salvador Moral Cuadra y Tomás López-Guzmán, personal investigador del área de Economía Aplicada de la Universidad de Córdoba.

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