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Jueves, 11 de Marzo de 2010 15:12

La imagen del Cristo de la Universidad estar� abierta a la visita de los cordobeses

G.C. - C.M.
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La imagen del Cristo de la Universidad, obra del profesor de la Universidad de Sevilla, Juan Manuel Mi�arro estar� abierta a partir de hoy a la visita de los cordobeses en su sede de la Iglesia de San Pedro de Alc�ntara, frente a la Facultad de Filosof�a y Letras. Esta ma�ana ha sido mostrada a los
medios informativos que han podido constatar la singularidad y fuerza de una imagen, en estos momentos �nica en el mundo, ya que compendia y transmite los estudios que durante cerca de diez a�os ha realizado su autor de la Sabana Santa de Tur�n, de forma que el Santo Cristo de la Universidad reproduce exactamente lo que se deduce de la Sindone.

En palabras del Hermano Mayor de la Cofrad�a y catedr�tico de Lat�n de la Universidad de C�rdoba, Miguel Rod�guez Pantoja :" Partiendo del hecho de que la muerte de Cristo no deja indiferente a nadie, sea cual sea la forma en que se exprese,hemos pretendido que quien contemple la imagen tenga una visi�n lo mas aproximada posible a la que pudo tener una persona que pasara por el G�lgota, una hora despues de morir Jes�s".

En cualquier caso basta mirar la escultura para darse cuenta de que la Semana Santa cordobesa cuenta desde hoy en su patrimonio con un crucificado �nico en el mundo que conjuga la fe y el saber cient�fico y de que no habr� otro " ni igual ni parecido" puesto que su autor no har� ninguna obra m�s basada en los mismos presupuestos. La imagen expresa un tremendo sufrimiento que refuerza el hecho de haber sido revisados y supervisados todos los detalles anat�micos y org�nicos por especialistas m�dicos. A�n as�, el rostro emana tambi�n dulzura y majestad

En palabras del presidente de la Agrupaci�n de Hermandades y Cofrad�as Juan Bautista Villalba " es una obra de arte fant�stica y muy valiente. Y desde luego algo totalmente nuevo dentro de la Semana Santa cordobesa y sumamente enriquecedor de su patrimonio"

La imagen

El Santo Cristo de la Universidad, titular de la Hermandad Universitaria de C�rdoba, es una talla en madera policromada, de tama�o natural, realizada por el profesor Juan Manuel Mi�arro L�pez, director del Departamento de Escultura de la Universidad de Sevilla.

La realizaci�n de esta imagen y su encargo al escultor Mi�arro fue aprobada por la Hermandad en el Cabildo General de 27 de junio de 2007. El proyecto fue presentado por el artista en 28 de julio de 2007 y la Hermandad lo elev� al Obispo el 2 de agosto siguiente. La autoridad eclesi�stica aprob� el proyecto con fecha 26 de septiembre de 2007. El acuerdo entre la Hermandad y el escultor para la ejecuci�n de la imagen se firm� el 27 de septiembre de 2007 y la obra qued� entregada el 10 de marzo de 2010.

En la memoria que acompa�a al proyecto se dice: "El rostro de la imagen de Cristo, muerto en la cruz, ser� de especial inter�s pl�stico, ya que debe mover a la devoci�n, y a la vez reflejar un profundo realismo traum�tico y tanatol�gico, seg�n los estudios del Sudario de Oviedo y de la S�bana Santa".

La Hermandad tuvo siempre la ilusi�n de venerar un crucificado inspirado en el Hombre de la S�bana Santa. De hecho se le encarg� en 1992 al imaginero Miguel �ngel Gonz�lez Jurado, autor de la imagen de Nuestra Se�ora de la Presentaci�n. Los estudios necesarios para conseguir dicho objetivo, ciertamente complejos, y la propia situaci�n de la Hermandad tras el fallecimiento en accidente de circulaci�n de su fundador, Francisco Javier Beltr�n Guzm�n, en 1993, dilataron el proyecto, que a�n estaba en fase de realizaci�n en 1997. La crisis de la Hermandad Universitaria, ante la negativa del obispo Monse�or Javier Mart�nez a erigir nuevas hermandades, acab� apagando la idea.

Providencialmente, en el mismo a�o 2000, en que se reconstituye la Hermandad, comenz� sus estudios sobre la S�bana Santa el profesor Juan Manuel Mi�arro. Ello hizo posible que sus conocimientos estuvieran perfectamente desarrollados en 2006, momento en que monse�or Juan Jos� Asenjo Pelegrina tuvo a bien erigir can�nicamente dicha HermandadUniversitaria. Hay que tener en cuenta que s�lo existen dos art�fices en el mundo con el nivel de conocimiento interpretativo de la S�ndone comparable al de Mi�arro: monse�or Giulio Ricci y el escultor Luigi Enzo Mattei. La Hermandad, bajo la direcci�n art�stica del hermano Alberto Villar Movell�n, catedr�tico de Historia del Arte de la Universidad de C�rdoba, opt� por encargar la obra al escultor Mi�arro L�pez, primero por su vinculaci�n universitaria y desde luego, por su capacidad para interpretar la escultura de la imagen en clave andaluza.

La talla del Santo Cristo, a pesar de la expresi�n realista del martirio, no difiere de la tradici�n escult�rica de las escuelas andaluzas. En las formas es posible vislumbrar el magisterio de Francisco Buiza o la expresi�n de la anatom�a generada por Juan de Mesa. A ello debe a�adirse la elegancia propia de la talla de Mi�arro, que a veces alcanza detalles de verdadero virtuosismo, como puede apreciarse en la ejecuci�n del pa�o de pureza.

Pero lo que distingue a este Santo Cristo es el rigor con que se han aplicado en la imagen los valores antropom�tricos del Hombre de la S�bana Santa: la estatura, el tama�o de cabeza, tronco y extremidades; la fisonom�a del rostro, con las laceraciones que figuran en la S�ndone de Tur�n; las manos, perforadas por las mu�ecas o el pie izquierdo encabalgado sobre el derecho. A ello hay que a�adir la trasposici�n de las manchas de sangre que se encuentran en la S�bana Santa, con exactitud matem�tica. La policrom�a de la imagen se ha realizado mediante la t�cnica del �leo, tradicional en nuestra imaginer�a. Sin embargo, las erosiones producidas por ca�das o roces, como las de las rodillas o la espalda, han requerido el empleo de t�cnicas mixtas, como la incorporaci�n de l�tex y de tierra aut�ntica, tra�da de Jerusal�n.

Otro tanto pude decirse de las heridas de la flagelaci�n, producidas por el flagrum taxillatum, un l�tigo provisto de correas terminadas en bolas de metal abiertas. Para la representaci�n de la sangre se ha hecho un estudio hematol�gico muy preciso, que ha llamado poderosamente la atenci�n de los profesionales de la Medicina. Se ha desechado la simple pintura al �leo para conseguir unos compuestos complejos, a base de metacrilato l�quido y pigmentos en suspensi�n, que permiten diferenciar la sangre vertida en vida y la sangre post mortem, especialmente la de la llaga del costado, en la que se separan suero y contenido hem�tico, tal como nos dice el Evangelio, que de la herida man� sangre y agua.

Los elementos externos a la informaci�n de la S�bana Santa, como la corona de espinas, la forma de la cruz o el titulus crucis, se han realizado teniendo en cuenta las investigaciones m�s avanzadas sobre la materia. Para hacer la corona se han trenzado ramas de azufaifo (zizyphus jujuba), con forma de casquete, siguiendo las indicaciones de Giulio Ricci. El titulus y la forma de la cruz se basan en los �ltimos estudios de Michael Hesemann.

El fin de la Hermandad no ha sido otro que el de buscar la relaci�n entre la raz�n y la fe, tal como marca su Estatuto. Fue Santo Tom�s de Aquino, cotitular de la Hermandad Universitaria y patr�n de los estudiantes, quien estableci� las diferencias de m�todo y objetivo de una y otra. El magisterio de la Iglesia ha insistido modernamente, especialmente en los textos de Juan Pablo II y Benedicto XVI, en la necesidad de valorar los puntos de encuentro entre ambas expresiones del esp�ritu humano.

La S�bana Santa de Tur�n es la reliquia conocida que m�s profundos ex�menes ha sufrido a lo largo del siglo XX. El an�lisis cient�fico ha detectado en ella sangre pre y postmortal, perteneciente al grupo AB, de un hombre martirizado con flagelos, corona de espinas, crucifixi�n y lanzada en el costado. En cambio, por lo que se refiere a la impronta de la figura humana que sirve de soporte a esas heridas, no se ha ps textiles, sino una transformaci�n intr�nseca de las mismas, de origen desconocido.

El Santo Cristo de la Universidad no es s�lo la plasmaci�n exacta de los martirios a que fue sometido el Se�or, sino que representa, a la vez, el permanente recuerdo de su Resurrecci�n, gracias a la presencia directa de las huellas de la S�bana Santa.