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Jueves, 20 de Enero de 2005 11:27

Bendici�n de mascotas en Rabanales

G.C. - C.M.
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El pr�ximo s�bado 22 de enero a las 12.30 horas, en el campus universitario de Rabanales, tendr� lugar la tradicional bendici�n de animales organizada por la Facultad de Veterinaria con motivo de la Festividad de San Ant�n.
Como medida excepcional, la Facultad ha reservado el acceso al aparcamiento
de la Plaza de la Universidad (espacio frente al Paraninfo) para los asistentes al acto, en cuya organizaci�n colaboran adem�s la Asociaci�n de Cl�nicas de C�rdoba y las empresas Suministros Ganaderos Andaluces, Daproga y COVAP.

Sobre San Antonio Abad (San Ant�n)

Nacido en Egipto hacia la segunda mitad del siglo III, San Ant�n vivi� 106 a�os. Hered� una gran fortuna a la que renunci� en favor de los pobres, con dedicaci�n al trabajo del campo y la ganader�a. Lleg� a retirarse al desierto, en el que hubo de convivir con toda clase de reptiles e insectos. Cuentan las cr�nicas que incluso lleg� a sacarle a un le�n una espina que ten�a en una de sus garras... Sinti� una gran pasi�n por todos los animales y en honor de esto se le considera universalmente protector de ellos y, en consecuencia, Santo Patr�n de Ganados y Ganaderos. Muri� en el a�o 356, el d�a 17 de enero.

En muchas im�genes es frecuente ver la figura de San Ant�n Abad al lado de un cerdo. Son varias las tradiciones y leyendas... Ciertas cr�nicas de la edad Media recogen la que transcribimos a continuaci�n: Mandado llamar para curar a la desahuciada esposa de un poderoso rey, San Ant�n acudi� a la corte y all�, se puso a orar durante algunos minutos, tras lo cual, la reina fue repentina y completamente curada. Apenas terminada la curaci�n milagrosa, el Santo, a pesar de las instancias del rey, se apresur� a dirigirse a la puerta del palacio para tomar el camino del desierto. Pero he aqu� que de un fuerte tir�n se siente retenido de su t�nica. Vuelve la cabeza, y ve una enorme cerda. Decidido a continuar su camino, la cerda lo agarr� de nuevo y exhalando un gru�ido quejumbroso parec�a invitarle con insistencia a que mirase a su prole. San Ant�n, repar� entonces en un lech�n y advirti� que el pobre animalito era ciego y que ten�a las patas contrahechas, hasta el punto de que casi no pod�a andar. Lleno de compasi�n y comprendiendo lo que esperaba la cerda de �l, toc� ligeramente los ojos del lech�n enfermo y le pas� dulcemente la mano sobre las patas, tras lo cual se cur� de su enfermedad y gru�� con fuerza en prueba de su satisfacci�n, dando saltos de alegr�a alrededor de su bienhechor.

San Ant�n parti� entonces acompa�ado de las bendiciones del rey y la reina y aclamado por el pueblo entero. En cuanto al cerdo, agrega la leyenda, sigui� los pasos detr�s del Santo, y desde entonces se hace su fiel compa�ero, sin que jam�s consintiera abandonarle.