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Martes, 27 de Julio de 2004 16:02

Corduba 04.Lucena. La integraci�n de la comunidad sorda precisa un mayor respaldo por parte de las administraciones.

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Antonio Murillo, director del curso Comunicaci�n B�sica en Lengua de Signos para una escuela inclusiva, ha analizado hoy, en los Seminarios de Lucena, la situaci�n en la que se encuentra el colectivo de discapacitados que integran las personas sordas afirmando que es necesario un mayor y m�s decid
ido respaldo de las administraciones para facilitar su integraci�n. "Los gobiernos de los diferentes �mbitos -local, regional y nacional- han de reconocer la Lengua de Signos Espa�ola (LSE) como lo que es, el sistema de comunicaci�n natural de un conjunto de personas", coment� Murillo, sabiendo que tal declaraci�n de intenciones ha de conllevar las necesarias inversiones econ�micas para mejorar los servicios encaminados a fortalecer los lazos entre poblaci�n oyente y poblaci�n sorda.

El director del seminario consider� a los sordos "m�s sensibles y respetuosos" hacia el resto de la sociedad al realizar un "esfuerzo oralista" y poner todos los medios que est�n a su alcance para facilitar los procesos comunicativos, y aunque entre los j�venes cordobeses, andaluces y espa�oles crece la concienciaci�n sobre este problema, �sta no aumenta sin embargo lo que deber�a entre las instituciones. "El panorama de receptividad en la sociedad se comprueba simplemente viendo la demanda universitaria que hay de este curso"; un total de 73 alumnos -la iniciativa m�s numerosa de cuantas existen en Lucena- a los que se intenta animar a conocer el d�a a d�a de las personas con esta minusval�a y adquirir conocimientos de su lengua.

Y es que es lengua -que no lenguaje- porque, seg�n ha aclarado Murillo, la LSE es la lengua natural de las personas sordas, al contar con una estructura propia y un sistema de codificaci�n exclusivo que la dota de la envergadura e identidad suficiente como para ser considerada como tal. Este sistema se encuentra en un buen momento, ha explicado Juan Luis Navas-Chaveli (psicopedagogo sordo a cargo de quien corre la alta carga pr�ctica del curso) en cuya opini�n , tras unos a�os de "oscurantismo" de la poblaci�n sorda, �sta ha conseguido abrirse eficazmente al resto de la sociedad.

No obstante, a este avance de la lengua de signos le afectan sobre todo dos circunstancias. Por una parte la derivada de otra propuesta de comunicaci�n para los sordos, la denominada oralista, que defiende la ense�anza del sistema habitual de transmisi�n oral a las personas con esta minusval�a; y, por otra, la gran variedad de signos que existe en todo el territorio nacional, pues seg�n Navas-Chaveli, hay multitud de los llamados dialectos que designan iguales conceptos con signos no totalmente iguales. Respecto a la primera cuesti�n Murillo opina que la opci�n oralista tendr�a que concebirse como un complemento a la LSE y no como una v�a excluyente a ella; mientras que a la segunda responde que la expresividad gestual que tiene toda comunicaci�n en LSE permite superar cualquier posible obst�culo de entendimiento.

Finalmente, Antonio Murillo ha hecho hincapi� en el trabajo constante e importante que desarrollan todas las asociaciones de sordos que existen y c�mo, gracias a su lucha en todos los frentes de la sociedad, se consigue llegar ar todos los �mbitos en materia de integraci�n y adaptaci�n.