guntas sobre el Islam", considera necesario un control de las mezquitas y de los imanes, "que sean musulmanes pero que hablen espa�ol", se�alaba como ejemplo el profesor en el transcurso de su participaci�n en Corduba 05. Para este jesuita, profundo conocedor de la historia y la cultura musulmanas "los pa�ses occidentales tienen que hacer un esfuerzo por integrar a los musulmanes, combinar su religi�n con el modo de vida democr�tico de Occidente".

Paralelamente a esta labor, es necesario que en puntos como el L�bano, Marruecos o T�nez, se desarrolle tambi�n un "proyecto musulm�n" que propicie el avance de ideas liberales y modernistas que conjuguen raz�n, libertad y fe, que "extiendan una nueva interpretaci�n del Cor�n".. En la actualidad, sin embargo, pese a que los grupos integristas sean reducidos suponen, dice Samir Khalil, "una minor�a activa y muy din�mica ante la que los otros musulmanes guardan silencio".

El profesor egipicio ha profundizado en los or�genes, estrategias y objetivos del fundamentalismo isl�mico. De un lado, intentan desplazar progresivamente a los gobiernos de los pa�ses �rabes que a su juicio "no representan el Islam verdadero con el objeto de reislamizar estos pueblos"; de otro, y de cara a Occidente, enrolan a peque�os grupos que son formados en Arabia Saud�, Afganist�n o Pakist�n donde se les forma militarmente y t�cnicamente para "crear individuos capaces de convertirse en bombas humanas porque de esta manera obtendr�n su camino a la salvaci�n". Estos grupos no cuentan con el respaldo de ning�n pa�s en concreto, sus pautas de actuaci�n proceden de los imanes, muchos de ellos formados en Arabia Saud� y Egipto".

El problema reside, a juicio de Samir Khalil, en que el proyecto isl�mico es "un proyecto total, integral, en el que religi�n y pol�tica se entremezclan". Este es el caso del conflicto palestino donde "un problema estrictamente pol�tico se ha viciado para confundirse con lo religioso". La raz�n no es otra que no "existe un interpretaci�n adecuada del Cor�n y de la tradici�n isl�mica". Ante esto s�lo existe una soluci�n, "crear un n�cleo m�s fuerte de musulmanes abiertos que realicen una nueva interpretaci�n del Cor�n y que posibilite el contacto y el entendimiento entre culturas".